sábado, 10 de noviembre de 2007

Enunciado 6



El enunciado 6 consisitió en una reelaboración de la fábula El cuervo y la zorra; ya intentadas por Esopo, Fedro, y La Fontaine

Después de esperar por algún tiempo, Cuervo extendió sus alas, y de un salto se enfiló hacia la ventana de la casa. Con su prominente pico negro, pesco un trozo de queso y regreso a su rama. Atraído por el aroma, Zorra se acerco sigilosamente al pie del árbol donde estaba Cuervo, quien esucho atento sus palabras:

“Cuervo, pero qué hermoso eres. Tu plumaje es del color de la noche, que al ser oscura, aun así brilla; y no hace más que acentuar la inteligencia de tus proporciones. Si acaso, apenas careces del don del canto para ser el más bello de entre las aves.”

Visiblemente alterado por estas últimas palabras, Cuervo abombó el pecho y dio un ronco graznido para desmentir al animal. El queso cayó de su pico al lado de Zorra, quien raudamente lo aferro entre sus dientes:

“Pero, Cuervo, eres estúpido. Date cuenta que el adulador vive de quien lo escucha. Esta lección bien vale un queso, sin duda”.

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