sábado, 24 de noviembre de 2007

De Nocturno de San Ildefonso


3

El muchacho que camina por este poema,
entre San
Ildefonso y el Zócalo,
es el hombre que lo escribe:
esta página
también es una caminata nocturna.
Aquí encarnan
los espectros
amigos,
las ideas se disipan.

El bien, quisimos el bien:
enderezar al mundo.
No nos faltó entereza:
nos faltó humildad.
Lo que quisimos no lo quisimos con inocencia.
Preceptos y conceptos,
soberbia de teólogos:
golpear con la cruz,
fundar con sangre,
levantar la casa con ladrillos de crimen,
decretar la comunión
obligatoria.
Algunos
se convirtieron en secretarios de los secretarios
del Secretario General del Infierno.
La rabia
se volvió filosofía,
su baba ha cubierto al planeta.
La razón descendió a la tierra,
tomó
la forma del patíbulo
- y la adoran millones.
Enredo circular:
todos
hemos sido,
en el Gran Teatro del Inmundo;
jueces, verdugos, víctimas,
testigos,
todos
hemos levantado falso testimonio
contra los otros
y contra nosotros mismos.
Y los más vil: fuimos
el público que
aplaude o bosteza en su butaca.
La culpa que no se sabe culpa,
la
inocencia,
fue la culpa mayor.
Cada año fue monte de huesos.

Octavio Paz

No hay comentarios: