lunes, 22 de octubre de 2007

Enunciado 3


Este es el Enunciado 3 que escribí para el curso de Escritura Creativa de la Escuela de Letras de Madrid. La tarea era, a partir de un grupo de palabras seleccionadas arbitrariamente, construir un texto; sin más limitaciones. La empresa fue ardua; los resultados, dudosos. Las palabras entre comillas son las asignadas.
Enunciado 3

Era pasado el mediodía y "dormía todavía", con "la mano metida" en la entrepierna. La noche anterior, después de lamentarse por los continuos desaires por parte de Nora, la codiciada compañera de trabajo de melena rubia y senos como toronjas, decidió desquitarse en la soberanía de su imaginación. A lo largo de la velada, hasta el momento en que cedió ante "la profundidad amarilla" del sueño, se colmo disponiéndola en las más diversas posiciones: sobre el piso, de rodillas; apoyando los brazos sobre la cabecera de la cama; extendiendo las piernas hacia arriba…Le gustaba recordar qué buenas eran "las mujeres para la mecánica" del amor entre sábanas.
A la mañana siguiente el chirrido del despertador interrumpió su sueño y salió de las sábanas con relativa destreza, si se considera que éstas le pesaban como cadáveres. Cuando cruzó la habitación hacia el cuarto de baño, enfrentado al espejo del ropero, se le vino a la mente "la relación inconsciente" que el sexólogo británico Dr. Richard Sparks trazó entre la masturbación y el deseo de muerte en su célebre The Solitude of Dyonisus. Sonrió por un momento: era una tontería; a lo largo de su vida, su padre no había dicho otra cosa más que estupideces. Mientras se desvestía esperando que el chorro entibiara, recordó a su "socio masculino", Eric Magras, el norteamericano que terminó casándose con la "celebrada granjera" que empato el primer puesto junto con él, al cultivar ambos las calabazas más grande de la Feria de Wisconsin del 1963. No seas imbécil –recordó la voz de Magras mientras se desprendía de sus calzones, ya con un pie dentro del cubo de la regadera- siempre será mejor valerte por ti mismo que ir a meterte con esas "coristas mantenidas" del Ramadal. Son unas auténticas perras. "Del dinero que ahorran" en preservativos, y mira que debe ser mucho, no podrían pagarte los medicamentos para curarte las enfermedades que seguro te pegan. No tengas "cuidado o pena por la chuchería" de que te descubran en casa. No pasa de que tu hermana te cierre la puerta y no te vuelva a hablar en días, o que tu padre te meta una zarandeada.
Créeme, todos esos que ahora yacen en el Sanatorio cambiarían de inmediato su lugar por cualquiera de nosotros que tenemos como única pena la de haber sido descubiertos con las manos, con la mano quiero decir, en la masa. Incluso diría más. El padre Farías, con todo y que "usando la presencia" del Supremo trata de convencernos, seguro te recomendaría lo mismo que yo a la hora de la verdad. Por supuesto, su oficio no es guardar "la seguridad, sino la decencia" de los muchachos, pero el también es hombre. Sabe que "sometiendo el clandestino deseo", más valen unas cuantas penitencias, que una vida de vergüenzas y castidad forzada. También los cristianos necesitan reproducirse, no te creas.

Pasándose la toalla con suavidad por el miembro, pensó que quizás debió seguir el consejo de Magras. Ahora a sus treinta y siete años seguía sin poder conseguir que las mujeres se acostaran con él. Claro que para cuando tenía los pantalones abajo ya había apagado las luces, pero si atinaba a esquivar las miradas, el tacto lo delataba. Las mujeres encendían la lámpara sobre la mesa de noche y observaban con verdadero asco ese residuo semi erguido entre las piernas que amenazaba con desprenderse al menor ajetreo.Nunca más volvían.

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